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Vestir a un actor, colaborar en la creación de un personaje dramático a partir de la confección de una segunda piel; asentar las características de una criatura cinematográfica sirviéndose de tejidos y colores; éstas son las funciones preeminentes de un diseñador de vestuario en el cine.
Si bien el propio medio ha sido un vehículo de transmisión cultural y de información, es en el vestuario donde se pueden encontrar más claves en este sentido. Qué duda cabe de que los diseñadores de vestuario en el cine han contribuido a lo largo del siglo XX a crear un imaginario que reposa en nuestra memora visual. Que los griegos vestían de blanco, los bárbaros siempre tenían frío, los colonizadores del far-west iban sucios o los espías de su majestad llevan impecablemente el esmoquin, son verdades que nadie pone en discusión y a ello ha contribuido sobremanera el cine y sus diseñadores de vestuario. Con renuncias, con concesiones, fortaleciendo el carácter de las estrellas, contribuyendo al glamour del medio. Y siempre con dos cómplices claros: el director, creador de la película, y el público, exigente, que siempre ha sabido cómo quiere ver a sus ídolos, a sus mitos. La exposición Hábito de estrellas no pretende sentar una docta base ni elaborar un estudio monográfico sobre el vestuario en el cine. El objetivo es, más bien, crear un espectáculo sobre el cine, fuera de las pantallas.
La invitación que hacemos al público es para que se pasee por cada uno de los trajes que han llevado en la pantalla nombres como Claudia Cardinale, Gerard Depardieu, Catherine Deneuve, Madonna o Romy Schneider.
La colección reunida podría haber sido otra, pero estamos satisfechos de la que presentamos, suficientemente amplia como para que todos nos encontremos ante nuestro propio referente. No hay duda de que algunos escollos han aparecido en el camino: la conservación de los materiales, la desaparición de muchas piezas, ya sea por fetichismo o por simple reciclaje (en definitiva, el cine es una industria...), o la confrontación entre una actividad artesanal en un entorno muy comercial, han sido algunos de esos obstáculos.
Afortunadamente, el trabajo de un equipo profesional y la ayuda de las más importantes sastrerías especializadas de Europa han hecho posible el resultado que se presenta en el Mercado del Ensanche en este mes de noviembre, el mes cinematográfico por excelencia en Bilbao. Fundación Bilbao 700 III Millenium Fundazioa |